2 de setembre del 2013

David y Ageo viven


Cuando el territorio de Tezulutlán comienza a ser devorado y devastado por la ambición inhumana del poder finquero o el poder del patrón, que quiso hacer de los pueblos originarios (ch’ol, lakandon, ak’ala’, q’eqchi y poqomchi) sus súbditos, sumisos y obedientes, se inicia el choque entre dos ethos. El ethos del finquero y el ethos comunitario. Dos ethos imposibles de articularse y armonizarse, porque el primero es depredador y el segundo es armónico y respetuoso. Hoy, después de muchos años, el ethos finquero sigue haciendo estragos al ethos comunitario.

Al igual como lo hicieron cuando este territorio fue presa del capital alemán o del capital belga. Así, hoy el capital transnacional aliado al capital nacional sigue rompiendo el tejido social comunitario, sin importarle que esto pueda causar muertes y daños profundos en la vida de los pueblos indígenas de la región.

Las comunidades q’eqchi y poqomchi hoy siguen defendiendo lo poco que les queda, porque es su vida y su futuro. Pero esta forma de vida, hasta el momento no ha sido atendida ni entendida por los grupos de poder existentes, y a fuerza de todo, teniendo el aparato estatal a su favor, hacen y deshacen con la vida de las comunidades.

Kajkoj Máximo Ba Tiul/Siwan Tinamit

Rebelión
Prensa Libre